Enrique Morente Cotelo |
Un duende grande, enorme, se nos fue del flamenco dejándonos en los resquicios de las ideas un sabor amargo a huérfano.
Tu música nos da igual que sea renovadora o innovadora. Profundiza desde el flamenco en la música del mundo sin olvidar la pureza del quejío que se hace arte racial en tus venas... las mismas que llevaron sangre del Albaicín granaino desde tu nacimiento.
Nunca presumiste ni alardeaste de nada: ni de vanas grandezas, ni de iconoclastas extravagancias, ni de salvadoras apariencias. Siempre fuiste y serás Enrique Morente... acción y conciencia libre.
En nuestros oídos perdurará tu voz y en nuestro pensamiento tu sentir gitano. Y tu arte que nunca morirá aunque ya te hayas ido callejeando por tu Albaicín hacia las venas abiertas del recuerdo.