Los Ateneos Libertarios se convirtieron en centros populares de cultura, desarrollo de opinión crítica y analítica, y para muchos en el primer contacto con el ideal de vida libertario tan necesario para crear un "mundo nuevo" más solidario, igualitario, fraternal... más justo y libre.
En los Ateneos Libertarios se mantuvieron los principios educativos de la Escuela Racionalista y la preocupación por mantener una educación neutra, científica y laica.
Nacemos como Ateneo Libertario, en el Aljarafe, con el objetivo de acercar el concepto de cultura libre a la sociedad de los municipios de esta comarca, con la motivación del día a día y nuestras inquietudes de libertad como bandera.

sábado, 15 de enero de 2011

Morente

Enrique Morente Cotelo
 Hace ya un mes que nos dejaste, Enrique.
 Un duende grande, enorme, se nos fue del flamenco dejándonos en los resquicios de las ideas un sabor amargo a huérfano.
 Tu música nos da igual que sea renovadora o innovadora. Profundiza desde el flamenco en la música del mundo sin olvidar la pureza del quejío que se hace arte racial en tus venas... las mismas que llevaron sangre del Albaicín granaino desde tu nacimiento.
Nunca presumiste ni alardeaste de nada: ni de vanas grandezas, ni de iconoclastas extravagancias, ni de salvadoras apariencias. Siempre fuiste y serás Enrique Morente... acción y conciencia libre.
 En nuestros oídos perdurará tu voz y en nuestro pensamiento tu sentir gitano. Y tu arte que nunca morirá aunque ya te hayas ido callejeando por tu Albaicín hacia las venas abiertas del recuerdo.

miércoles, 5 de enero de 2011


LOS NADIES


Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy ni mañana ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino folklore
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.                                   
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la Historia Universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

martes, 4 de enero de 2011

José Antonio Garmendia Gil

Fuiste un ebanista con aspecto valleinclano o un licenciado en químicas con tintes de bohémio. Tu basta cultura te hizo intenso y libre: humorista (gráfico), gastrónomo, articulista, contertulio radiofónico, escritor, poeta. Un completo ser humano que no se doblegó a los tiempos desde sus convicciones libertarias y que supo estar presente entre la sociedad sevillana despertando admiración y respeto desde una modestia vivencial nada el uso.
Desde un guiño, una sonrisa un poema o tu voz podías seducir. Tu personal aspecto no impedía ser admirado y querido. Dejaste huerfana de tu presencia a Sevilla un 25 de abril de 2007. Desde entonces no ha vuelto a levantar cabeza.
JoséAntonio Garmendia Gil
                «Nací en Sevilla; mi apellido es vasco.                                  
                 Vasca mi sangre, vasca mi figura.
                 Temo a la gente, la cordial me apura.
                 La palmada en la espalda me da asco.

                 La hembra me enerva; le doy bien al frasco.
                 Soy tímido a la vez que caradura.
                  De cuanto di, jamás pasé factura.
                  Cuando me pica la ilusión me arrasco.

                  Creo en Dios. Uso barba, como Cristo.
                  Como Judas también, como el demonio.
                   Me gusta el mundo y me horroriza el mundo.

                                                              Soy uno más. Me canso, luego existo.
                                                              Adoro a mi mujer, me llamo Antonio,
                                                              y me muero segundo tras segundo.»
                                                                                                                  -Garmendia-